Life

Dos años en Australia.

El tiempo pasa, sí, y además rápido.

Me acuerdo perfectamente de esa mañana del 13 de Octubre del 2014 cuando estaba en Madrid cerrando por última vez la maleta para irme a Australia. Ahí estaba, en el suelo, en mitad del salón y yo la miraba desde el sofá y pensaba si se me habría olvidado algo importante, si habría hecho bien no llevándome mis títulos universitarios, si tres abrigos no iban a ser demasiados y si realmente me llegaría a poner  alguna vez las plataformas rojas. Pensaba en llegar, en aterrizar y me imaginaba como sería esto, ¿cuál sería mi nuevo trabajo? ¿quiénes iban a ser mis nuevos amigos? ¿qué novedades estarían por venir?. Había quedado con mi amiga Sonia que me iba a llevar en coche al aeropuerto, ese día estaba muy nerviosa y mi cabeza daba vueltas, otra vez estaba volviendo a sentir esos placenteros nervios que se tienen previos a un viaje, a una nueva aventura, algo me subía por el estómago y me sacudía toda la espina dorsal, tenía cosquilleos en la nuca y no podía parar de beber agua. Hacía mucho tiempo que no sentía algo así, cerraba los ojos y me imaginaba lo que estaba por venir: un reencuentro, mil y un besos, mil y una caricias, un abrazo en la estación y mis mejillas sonrojadas mientras se me escapaba una risita. Me separaba un viaje de casi dos días con dos escalas. Sabía que Carlo estaría esperándome y que me llevaría a mi nueva casa, sabía que me iba con una visa de estudiante por 9 meses a Melbourne, iba a estudiar inglés y cuando terminara ya se vería. Y sabía que en realidad no tenía ningún plan. Dejaba atrás mi vida en Edimburgo, mi trabajo, mi casa, Marghe y Dario, Lola, Laure, Isa, Guille, Emilio, Celina, Fabiana y todos los demás. Ponía de repente un punto y final disfrazado de un «puede que vuelva» y de un «son solo 9 meses». Y de esto hace ya casi dos años.

En mi casa en Edimburgo.

En mi casa en Edimburgo.

 

Recién llegada a Melbourne

Recién llegada a Melbourne

 

Escribo desde mi terraza en la Gold Coast, es invierno pero hace sol y la temperatura es agradable. Se escucha el sonido de los pájaros y del mar y también el ruido de la calle. Hace a penas dos semanas que me han dado mi nueva visa. Me quedo aquí por más tiempo y lo digo como con miedo, porque nunca se sabe lo que puede pasar. Tomar la decisión no ha sido fácil, me he visto volviendo a UK, o haciendo otro máster en España, me pasé tardes delante del portatil leyendo sobre ciudades, buscando másters, llegué incluso a contactar con varios para pedir información, quise ser profesora de biología, quise opositar, quise montar una tienda de ropa vintage, quise aprender alemán en Berlín y francés en París, quise incluso hacer otra carrera, renegué de la mía, lloré, quise dejarlo todo e irme a Asia, me quise ir a vivir a Nueva Zelanda pero cuando llegó la oportunidad de pedir esa Working Holiday Visa y apostar por un nuevo país, simplemente no lo hice. Algo dentro de mi me decía que no, que mi tiempo aquí aún no se había terminado. Nos dijimos que a la vuelta de Sydney tomaríamos la decisión, se nos terminaba la visa y llegaba el momento de quedarse o irse. Irse para siempre o quedarse…¿para siempre? Pánico, estrés, dudas, vueltas en la cama, la mente a mil y una incesante búsqueda de algo que nunca llega, un vacío inexistente y una sensación de fracaso en mi carrera. Y de repente Sydney. La ciudad, lo underground, la cultura, Bondy Beach, un lunch en el Lentils, un viaje en ferry, la multitud, los cafés, ese rollo australiano, el parecido de la Newtwon con Chapel St.,… Sydney nos enamoró de nuevo de Australia, nos acogió en el momento exacto, tanto que al llegar a casa no hizo a penas falta hablar, los dos sabíamos que nos queríamos quedar.

Ahora, con un poco más de perspectiva, creo que en realidad siempre lo supe, pero nunca me detuve a escucharme. Muchas veces me he preguntado ¿Qué pasa conmigo? ¿Acabo de llegar a un sitio y ya pienso en marcharme? ¿Por qué nunca nada es suficiente? ¿Qué me falta? ¿Qué quiero conseguir? ¿Me estoy haciendo mayor? ¿Mayor para qué? ¿Me dará tiempo de hacer todo lo que quiero hacer antes de hacerme mayor de verdad? Pero ¿qué es lo que quiero hacer? Entonces miro el armario medio abierto y veo mis plataformas rojas abandonadas detrás de todos los tenis y sandalias. No, nunca las llegué a poner, tampoco el abrigo medio elegante que me traje. Cierro el armario y aparece frente a mi el espejo de la puerta, me miro y pienso si es verdad eso de que algunas cosas nunca cambian. Me paro ahí y examino mi cara, me han salido algunas manchas del sol que antes no tenía, pero por lo demás todo sigue igual, el mismo labio cortado de siempre y el diente un poco roto que nunca me llegué a arreglar. Pero me miro más atentamente, más hacía dentro y pienso que en lo más profundo si que he cambiado. Ya no soy la misma que se fue hace dos años, tampoco soy la Icía que estudiaba biología en Vigo, ya tampoco soy la que se fue a Costa Rica. Es como su hubiera instalado una nueva versión de mi software y ahora ya no quiero volver al antiguo. Ahora estoy aquí y ya no quiero volver atrás.

10245552_10203103215997764_7975175374440168250_n

2013, no recuerdo donde.

 

Hace dos semanas cuando estaba en clase y abrí el hotmail y vi la «Visa Grant Notice» me dio un vuelco al corazón. Salí corriendo a llamar a Carlo para contarle que ya habían llegado las visas. Sentí una felicidad inmensa y entendí que por primera vez en mi vida no me quería ir a ninguna parte, quería quedarme en donde estaba, quería que todo siguiera como hasta ahora, quería seguir aquí, en Australia. Pero también sentí pena, pena de estar tan lejos de casa y de los míos. Pena de perderme tantas cosas, pena de haber elegido esto para mi. Entonces hago un ejercicio de memoria y me teletransporto a Madrid, y me acuerdo de la charla que tuve con mi amiga Sandra en la que las dos poníamos en un papel posibles destinos. Escribimos Berlín, Londres y Edimburgo. Ella me decía que Berlín me pegaba muchísimo pero yo le decía que lo que quería era aprender inglés. Me llamaba Edimburgo. Lola y Sarita ya llevaban un tiempo viviendo ahí y me animaban a que fuera. Retrocedo aún más en el tiempo y me veo en Verín, en el instituto, dudosa entre irme a estudiar a Vigo o a Coruña. Vuelvo a dar otro salto en el tiempo y ahora estoy en Edimburgo, estoy en casa de Zeltia y Tamara y junto con ellas me animo a mandarle un sms a un chico que había conocido hace unas semanas. Ante mi sorpresa me responde al momento y quedamos al día siguiente para ir a tomar una birra al Brass Monkey. Me cuenta que lleva dos años viviendo en Edimburgo, que está estudiando fotografía y que en 3 meses se va a vivir a Australia. Le digo que me alegro por él, que Australia tiene que molar y que yo también me quiero ir de Edimburgo, pero le hablo de México y de Latinoamérica. Salto de nuevo en el tiempo y ahora estoy en su casa en Perugia, he ido a verlo 4 días antes de que se fuera a Australia y ya no pienso en México, quiero irme yo también para allí pero no digo nada, estoy triste. Nos despedimos en Roma, yo estoy llorando en la estación y el me está abrazando. Vuelvo a dar otro salto en el tiempo y vuelvo a estar en una estación, pero esta vez en la de Melbourne. Entonces me pregunto, ¿cómo he llegado yo hasta aquí? ¿cuántas decisiones he tenido que tomar para estar en este camino y no en otro? ¿qué hubiera pasado si me hubiera ido a estudiar a Coruña en vez de a Vigo?  De nada importa, la verdad. Estoy dónde tengo que estar e iré hacia donde la vida me lleve.

Perugia, despedidas que son solo el comienzo.

Perugia, despedidas que son solo el comienzo.

 

Situada en la parte de arriba del armario está mi maleta, la misma que me acompaña desde que me fui a Costa Rica, pero ahora tiene ya una rueda rota, pienso que igual debería comprar otra, pero la verdad es que no la quiero retirar. Con esa maleta llegué a la Gold Coast, tuve que dejar atrás muchas cosas en Melbourne para conseguir cerrarla. Me dije a mi misma que a partir de ese momento no tendría más cosas de las que me pudieran caber ahí dentro y ya al poco lo hice fatal porque me compre un cuadro enorme y ropa nueva. Y como si de una maleta se tratara pienso que en la vida uno tiene que dejar atrás muchas cosas para poder evolucionar, crecer, moverse…

 

7ac0b094909fae4e4ffdd8432fe99785

 

Y aquí desde mi terraza, desde dónde escribo, desde el ahora y desde dónde las palabras dibujan versos inamovibles en el tiempo, me dejo fluir saboreando cada momento de esta mi nueva vida, aún sin saber muy bien a dónde voy, pero sabiendo que voy, que todo siempre tiene un motivo y que esta oportunidad, este sueño australiano no lo quiero dejar escapar.

Porque como diría Kase.O….. «¿vida sin rumbo?, no exactamente! mi joven corazón ardiente aún quiere ver mundo…»

firma

 

 

 

You Might Also Like

8 Comments

  • Reply
    Lourella
    14 octubre, 2016 at 11:09 AM

    Te acuerdas de cuando éramos jóvenes y te decía que algún día escribiría sobre ti? Que eras un «personaje» curioso y único?
    Creo que este post ha demostrado que la que tiene alma de escritora eres tú y que eres la protagonista de tu propia historia. Me ha gustado mucho este post. Éste especialmente. No sabía muy bien lo que buscaba al leerlo, y sin embargo, he encontrado lo que buscaba! Un abrazo eterno, mi niña!

    • Reply
      Icía
      15 octubre, 2016 at 6:14 AM

      jajajaj gracias Lore!! yo siempre cuento orgullosa entre risas la anécdota de que una de mis mejores amigas siempre me decía que un día haría una novela sobre mi vida jajaja.
      otro abrazo para ti, que ganas de verte jo!

      pd: seguimos siendo jóvenes !

  • Reply
    Mercedes
    5 septiembre, 2016 at 3:49 PM

    Que alegria Icia saber que estas tan bien, que bien escribes y expresas tus sentimientos y emociones. Me encanta tu vida y la valentia que supone llevarla. Enhorabuena tkm y espero verte pronto. Meches

    • Reply
      Icía
      16 septiembre, 2016 at 1:30 AM

      Gracias Meches!! yo también espero verte muy pronto!! tkm 🙂

  • Reply
    Cata
    17 agosto, 2016 at 6:22 PM

    Que bonito primi! Ojala algun dia pueda ir a visitarte! Un besazo

    • Reply
      Icía
      19 agosto, 2016 at 5:06 AM

      Cuándo quieras Primi!! aquí te espero <3

  • Reply
    marian
    10 agosto, 2016 at 5:25 AM

    Icia…me ha encantado..!me alero que ests tan bien y donde tu corazon o tu destino haya escogido…pero espero tb verte muy pronto.!!!!
    Enhorabuens por tu blog…

    • Reply
      Icía
      10 agosto, 2016 at 6:51 AM

      Gracias amor!! yo también espero verte muy pronto!!! muakssssssssssss

    Leave a Reply

    Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.